La ciencia de la erección del pene experimentó avances significativos en la década de 1980. Uno de los principales avances fue la comprensión de que las causas físicas, especialmente las relacionadas con la salud cardiovascular, desempeñaban un papel fundamental en la función eréctil. Esencialmente, la erección del pene depende en gran medida de la salud y la funcionalidad de los nervios y los vasos sanguíneos. Cuando hay una alteración en cualquiera de los componentes de la respuesta eréctil, puede producirse disfunción eréctil.
En el núcleo de las causas físicas se encuentra la salud de nuestro sistema cardiovascular. Enfermedades como las cardiopatías, el colesterol alto, la hipertensión y la diabetes están directamente relacionadas con la disfunción eréctil. La obesidad es otro factor notable, y se ha demostrado que fumar afecta negativamente a la salud eréctil. En algunos casos, la disfunción eréctil puede deberse a anomalías en las arterias del pene, las venas o ambas. La arteriosclerosis, que es el endurecimiento de las arterias, es una de las principales causas, aunque los traumatismos en las arterias también pueden ser una de las causas. Cuando el problema deriva de cuestiones arteriales, suele estar relacionado con la arteriosclerosis.
Además, algunas lesiones también influyen. Las lesiones en el pene, la médula espinal, la próstata, la vejiga o la pelvis pueden provocar problemas de erección, especialmente si implican daños en los nervios.
Aunque es innegable que los problemas físicos desempeñan un papel, no hay que subestimar el aspecto psicológico: la disfunción eréctil puede ser una manifestación de problemas psicológicos subyacentes.
La depresión, la ansiedad, el estrés y los problemas de pareja son causas frecuentes.
La interrelación entre la salud mental y la salud sexual es evidente, ya que los problemas de salud mental pueden interferir directamente en las sensaciones y la respuesta sexuales.
La salud vascular es primordial para la función eréctil. La disfunción eréctil orgánica suele implicar anomalías en las arterias o venas del pene, o a veces en ambas. Estos problemas son especialmente frecuentes en los hombres mayores. Una causa importante de disfunción eréctil derivada de problemas vasculares es la arteriosclerosis.
Los factores relacionados con el estilo de vida desempeñan un papel considerable en la prevalencia y gravedad de la disfunción eréctil. Por ejemplo, alrededor de 20 millones de estadounidenses padecen disfunción eréctil, lo que indica que una combinación de factores de estilo de vida, físicos y psicológicos en toda la población contribuye a su prevalencia.
El diagnóstico y el tratamiento han avanzado mucho desde que se reconocieron las causas subyacentes de la disfunción eréctil. Se han desarrollado tratamientos innovadores que ya no dependen únicamente de la medicación oral. De hecho, en la actualidad existen cinco formas de tratar la disfunción eréctil que eliminan la necesidad de tomar pastillas. A medida que la ciencia sigue desentrañando las complejidades de la disfunción eréctil, nos acercamos a tratamientos más eficaces y holísticos.
Una inmersión profunda en los mecanismos de la erección del pene revela la intrincada interacción de vías no endocrinas, como los factores neurogénicos, vasculogénicos e iatrogénicos. Además, se ha propuesto que las vías endocrinas desempeñan un papel en la función eréctil. La naturaleza polifacética de la disfunción eréctil la muestra como una disfunción sexual masculina multidimensional que abarca componentes orgánicos, relacionales y psicológicos.